Una vez más, el Genio Humano esquiva el Sentido Común y las Previsiones de la Lógica para retratarse ante el Futuro con una Pirueta inesperada

Hace un par de semanas tuvimos reunión de vecinos, y entre votaciones me acordé de un incidente electoral que conocimos en nuestro viaje a Italia, al país de la cachiporra, invitados por Olaglia y Marcello.

Comienza esto como cualquier texto histórico:

En 1866, la provincia de Treviso decidió si se unía al Proyecto de Unificación Italiano (PUI) mediante un plebiscito en el que participaron 84539 representantes, todos hombres, muchos de ellos probablemente con bigote.

La atmósfera en calles y plazas era de entusiasmo unánime. Tanto, que las autoridades encargaron a Mármoles Fabeiro una placa que colgaría de las columnas del Palazzo dei Trecento, en el corazón de la capital, conmemorando la trascendental consulta por la cual todos sus habitantes expresaban sin fisuras su intención de ser italianos. ‘Esta inscripción solemne recuerda la voluntad unánime del pueblo de Treviso de pertenecer al Reino de Italia a cambio de nada’ era el mensaje destinado al mármol. Una nueva nación, una sola voz.

Sólo que…

Los próceres trevisanos no habían calibrado la posibilidad de que parte de sus compatriotas no estuviesen de acuerdo con el proyecto del naciente estado. Los confiados promotores de la votación no supieron ver que existía un segmento de población no ya ajeno a la fiebre italófila, sino ferozmente opuesto a ella. Ni por asomo sospechaban que había en la provincia ciertas personas, en concreto dos personas, que de ninguna manera querían formar parte de Italia.

Tal y como atestigua la inscripción expuesta en la Piazza dei Signori,  y descontando las 11 papeletas nulas registradas, el resultado final desveló que el total de 84526 compromisarios que habían decidido unir el destino de esta provincia del Veneto a la del resto de Italia era una cifra abundante, pero no representativa al 100%. Los 84526 de Treviso no pudieron decir, como dijeron los Retóricos, ‘hemos mirado y ya no queda nadie’.

Porque dos hombres ignoraron el signo de los tiempos para mantenerse firmes en un delirante proyecto de autarquía: las dos únicas personas que votaron en contra de la anexión de la provincia de Treviso a la Italia resurgida.

Dos hombres solos frente a la Historia, Os Dous de Sempre, Héctor y Mario por daros algún nombre. Vosotros lograsteis con un único gesto deslucir el mito de la victoriosa unificación italiana, deslizando un 2 trenco y solitario en esa lápida que constituye no sólo un recuerdo perpetuo a la tozudez y al pensamiento contracorriente, sino también, ¿por qué no? un homenaje definitivo a vuestros santos cojones.

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  1. Manu R.

    En serio, tengo unas ganas terribles de ver una imagen de estos dos señores, volviendo a casa cabreadísimos por lo que acababa de suceder.
    ¡Un hurra por la cabezonería!

  2. Eimor

    Supongo que sabes que esos dos hombres son venerados todas las mañanas por Arzallus, Carod y Ferrín con una sentida oración de respeto ante un gesto independentista tan loable y simbólico…
    Genio!!

  3. vilque

    Amoroflow, sabía que te gustaría esta hazaña histórica. Pena no conocer a Héctor y Mario, habría que estudiarlos en la escuela (a lo mejor la Lega Nord ya lo ha propuesto).

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